Período de Adaptación

Cada año escolar comienza con un mismo objetivo: lograr que los chicos se sientan seguros y a gusto en el colegio. Para eso, existe un tramo de tiempo dedicado exclusivamente a ello: el período de adaptación.

Lo que se busca en el Período de Adaptación no sólo es que el niño se “quede contento”, sino que comprenda lo enriquecedor de asistir al colegio. Esta riqueza se compone de infinidad de cuestiones, desde lo vincular, lo edilicio, lo mental.
A todo lo anterior se le suma un segundo propósito de este período, el de la adaptación del colegio y no sólo al colegio. Como institución debemos estar preparados para recibir y acoger a los chicos, a cada uno de ellos, con sus diferencias y disparidades, con su singularidad y necesidad. Cada integrante de nuestra comunidad vale por sí mismo, no sólo por ser parte de un grupo, sino por sus particularidades. Este período entonces, supone un esfuerzo de las dos partes, del niño y del colegio.
Para que todo esto suceda, existe un pilar fundamental en esta relación que es la familia. Los padres, tíos, abuelos, que vienen a acompañar a sus pequeños para que conozcan el lugar y descubran su riqueza, no sólo están ayudando a los chicos sino también a la institución. Quienes los acompañan, por más que sea hasta la puerta, realizan el gesto fundamental de confiar en el lugar, y eso se transmite.
Puertas adentro, las actividades están pensadas para entablar lazos, conocer personalidades, fortalezas, mañas, particularidades. Cada propuesta busca divertir y generar un interés genuino por participar.
Con todo esto, la flexibilidad se impone como necesidad, para modificar sobre la marcha aquellas dinámicas que no resultan tal como se diseñaron, o para estirar aún más las actividades que resultan un éxito.
Como institución, año tras año repensamos las actividades, para lograr una adaptación segura y artesanal, teniendo en cuenta a cada uno de sus integrantes: niño, familia y colegio.